miércoles, 28 de agosto de 2013

Aisha: La diosa de los vampiros

Aisha Qandisha, a veces llamada simplemente Ayesha, es la diosa de los vampiros de la región de Cártago.

Aisha, junto con Lilith, la madre de los vampiros, es una de los súcubos más aterradores y antiguos de la mitología. Su nombre significa: La que adora ser mojada. Recios investigadores árabes sostinenen que el epíteto proviene de un extraño tratamiento cosmético, al que Cleopatra no fue indiferente, que consistía en embadurnarse el rostro con semen.

Otros estudiosos, acaso menos propensos a elucubraciones lascivas, sostienen que Ayesha es nada menos que Qadesha, aquella dama sexualmente libre del templo de Caanan que servía a la diosa Astarté.

El argumento tendencioso sobre el orígen demoníaco de Aisha sirvió a los propósitos del Vaticano, especialmente durante las cruzadas, ya que Aisha era, según dicen, la esposa preferida de Mahoma, una especie de reencarnación de aquella deidad vampírica al servicio del enviado de Alá.

Erradicado el fervor demoníaco en Europa, Aisha pasó a engrosar el panteón de diosas africanas. Se la ubica en las costas de Marruecos como una mujer bellísima, aunque con un defecto insoslayable: posee patas de cordero.

Mitógrafos entusiastas advierten sobre la danza de Aisha, que enloquece a los viajeros, convirtiéndolos en candorosos esclavos sexuales. Una vez agotados, Aisha bebe la sangre de sus amantes y deja los huesos a su Djinn personal, Hammu Qaiyu, eternamente celoso de los amoríos de su señora.

No obstante su descenso de los mitos a las tradiciones populares, descenso debatible por cierto, Aisha conserva algunos rasgos de su origen divino. Sólo se la puede matar con una daga de hierro, que deberá asegurarla firmemente a la tierra. Esta operación, vale aclararlo, no la elimina permanentemente, apenas destruye su cuerpo, el cual se regenera con el cambio de las estaciones.

Para enfrentarse a Aisha se deben tomar los siguientes recaudos: entrar en un estado de trance, mediante el cual se podrán eludir las pulsiones erectiles que provoca la diosa, y atacarla con el ojo derecho vendado, ya que este es quien se confunde por la belleza de Aisha, impidiéndole al héroe de turno advertir las soberbias patas de cordero de la diosa.

En Babilonia se recomendaba enviar soldados previamente masturbados para enfrentarse a la diosa, con la esperanza de que el agotamiento sexual funcionase como antídoto para las insinuaciones letales de Aisha. Protero, un ciudadano romano en Cártago, sostuvo que los babilonios eran unos amanerados, y se lanzó al yermo sin tomar las recomendaciones mencionadas. Se dice que Aisha perdonó su intrepidez, y que aún hoy vaga en las arenas interminables balbuceando mitos que ya nadie recuerda.

Agta: Vampiros filipinos

Agta (llamados también Agre) son una raza de vampiros proveniente de las islas Filipinas.

Se trata de vampiros prosaicos, escurridizos. Su dieta, tan insólita como irreproducible en otras mitologías, se basa en el pescado.

Algunas tribus filipinas no han razonado que los peces sólo viven en un medio acuático, y que su sistema respiratorio colapsa fuera de él. Con lo cual, la muerte de los peces es un misterio que han explicado mediante los Agta.

Para estas tribus, los peces no mueren al abandonar el agua, sino al ser atacados por el vampiro Agta instantes después de ser atrapados por el pescador. Según las leyendas, los Agta siguen a los pescadores en sus incursiones, ocultándose en algún rincón de sus embarcaciones, listos para absorber la energía vital de los peces cuando estos son sacados de su medio natural mediante redes y otros artilugios.

El pescador filipino, siempre atento a su economía, no rechaza ni teme la presencia del Agta. Por el contrario, la estimula con canciones y danzas vigorosas.

Los Agta son proverbialmente invisibles, aunque existe un método para verlos: inclinarse hacia abajo lo suficiente como para ver a través de las piernas. Luego de esta operación acrobática los pescadores filipinos se dan a la mar, seguros de que habrá buena pesca.

Agriogourouno

Agriogourouno (Agriogourouno) es una raza de vampiros de Macedonia y Grecia.

En realidad, el Agriogourouno es la silueta que adquieren los vampiros turcos en la Hélade, que no es otra que la de un regio cerdo salvaje.

Los macedonios creían que algunos turcos se convertían en vampiros después de morir. El procedimiento fue detallado por Ulfilas de Creta, quien jamás se cruzó con un turco; y era el siguiente: al morir, los hechiceros de oriente se transforman en el Agriogourouno, un jabalí descomunal que bebe la sangre de sus compatriotas.

Este horror no está libre de la magnífica ironía griega. Los musulmanes no comen cerdo. Razón por la cual los griegos imaginaron un cerdo que come musulmanes.

Aghori

Aghori, los vampiros sagrados de la India.

Los Aghori son una secta hindú exiliada de la filosofía de los Kapalikas, los hombres calavera, en el siglo XIV d.C., que a causa de sus actitides frente a la muerte fueron clasificados como vampiros.

Originalmente los Aghori eran devotos del dios Shiva bajo su forma de Bhairava. Son conocidos por practicar una especie de canibalismo póstumo, o necro-canibalismmo; es decir, por alimentarse exclusivamente con la carne de personas muertas.

Estos hábitos alimenticios los excluyeron violentamente del Hinduísmo, aunque en las zonas rurales se los consideran santos ya que tienen dominio sobre prácticamente cualquier enfermedad.

Actualmente los Aghori se agrupan en la ciudad de Benarés. Allí se ocupan de alimentarse de los cadáveres no incinerados que flotan sobre el río Ganges. La parte más occidentalizada de la India los ha propuesto como el último grupo de vampiros santos del mundo.

Los Aghori llevan una vida de profunda meditación y espiritualidad. Normalmente no utilizan ropa. Solo en algunos casos extraordinarios se visten con las mortajas de algún muerto o se cubren con las cenizas de una cremación. Su única posesión es un cráneo que utilizan como cuenco para beber y comer.

Los Aghori consideran que la carne humana tiene propiedades sobrenaturales, entre ellas, retrasar el envejecimiento y estimular la inteligencia. Filosóficamente, los Aghori sostienen que su dieta no es profana al considerar que la materia tiene un valor escaso sin la fuerza del espíritu, y que la carne sin un alma que la sostenga no es un objeto sagrado. Por el contrario, nada es en sí mismo profano -aseguran- porque nada está separado de Dios ni puede alejarse de él más de lo previsto. La materia muerta es simplemente un estado, ni mejor ni peor que la vida.

Afrit

Afrit es una raza de vampiros de África. Otras variantes de su nombre son: Afreet, Afreeti, Afrite, Efreet, Efreeti, Efrit, Ifreet. Todos derivan de una criatura vampírica muy popular en el folklore musulmán: los Ifrits.

Según la leyenda africana, cuando una persona es asesinada los Afrit rondan el lugar donde se produjo el hecho, buscando la última gota de sangre en caer al suelo. Se dice que los Afrit pueden pasar varias semanas, incluso meses, en encontrar la gota adecuada. Sobre ella, o alrededor de ella, los Afrit van desarrollando consistencia, abandonando el mundo de lo intangible para convertirse en vampiros hechos y derechos.

Las tradiciones africanas poseen varios remedios para evitar el alzamiento de los Afrit. La primera de ellas, y la más accesible al lego, es limpiar prolijamente los sitios donde alguien fue asesinado. Si pasan tres días sin efectuar la limpieza, el lugar se vuelve inaccesible; maldito; ya que de realizarse en ese momento el Afrit retorna únicamente a atormentar al comedido bajo la forma de una columna de humo.

La forma más efectiva de deshacerse de los Afrit consiste en, primero dejarlos nacer, y luego clavar una varilla de metal en el lugar exacto donde cayó la última gota de sangre del occiso.

Ya en plena forma, los Afrit huyen a las arenas inmemoriales. Allí adoptan formas terribles, similares a la silueta rubicunda y cornífera del demonio medieval.



Etimología de Afrit: Efrit:
Afrit significa Nómada, pero en un sentido terrible. Ya que alude a los espíritus salvajes del desierto, cuya dieta, en general, se reduce a la sangre reseca de quienes caen abatidos por el calor.

Adze

Las Adze (se pronuncia: ads) son una raza de vampiros de Togo y Ghana, África.

Mircea Eliade vocifera que Adze significa algo así como: similar a un hacha, una herramienta bastante común en las tribus africanas. Las Adze son vampiresas; pero diametralmente opuestas a sus hermanas europeas, americanas y asiáticas.

Las Adze son espíritus. No tienen antecedentes terrenales. Es decir, jamás fueron humanas. Eliade sugiere que en Ghana se aparecen bajo la forma de un brillo tenue, similar al destello errático de las velas que alumbran los modestos funerales de aquella región. También suelen dejarse ver como luciérnagas.

En Togo, en cambio, las Adze emergen bajo la forma de un escarabajo negro que se desliza directamente en las bocas de las hechiceras tribales.

Esta incorporación de las Adze por parte de las hechiceras de la tribu toma lugar en medio de arcaicas ceremonias y prolijos julepes. Las madres se ocultan en sus chozas con sus niños, ya que las Adze sólo pueden alimentarse con la sangre del niño más joven de la tribu.

Varios etnólogos describen el paroxismo que invade las comarcas cuando se produce el ritual de las Adze. Las viejas danzan frenéticamente alrededor del fuego, entonando maldiciones, mientras los hombres se ocultan virilmente en la maleza. Luego de varias horas de jarana, en las que no falta alguna rima picante, las Adze comienzan a visitar una a una las casas de la aldea hasta que dan con el infante adecuado. Una vez capturado, el niño es llevado al centro del festival y devorado hasta los huesos.

Radcliffe-Brown advierte que -en la leyenda- las Adze son dejan de ser inmortales en el instante en el que se incorporan al cuerpo de las hechiceras, y se pregunta, con razón, por qué las madres y padres de los niños secuestrados no reaccionan debidamente contra este comportamiento hamatófago. Eliade, más campechano, desliza que las hechiceras reemplazan secretamente al niño por un cerdo, cuya carne fulmina a las Adze, consumando de este modo un doble engaño.

10 mitos sobre Vampiros

1) Los vampiros duermen en ataúdes.
Este mito proviene casi exclusivamente del cine. Son pocos los relatos de vampiros del siglo XIX, o anteriores, que mencionen a los ataúdes como su lugar de reposo diurno. No obstante, al ser los vampiros criaturas que emergen de la tumba, y, en consecuencia, económicamente inestables, es lógico pensar que sufren severos problemas habitacionales. En este sentido, los ataúdes son lo más práctico a lo que pueden recurrir. Pensemos que, además, los estados catatónicos y comatosos no fueron explorados hasta bien entrado el siglo XX, de modo que en la antigüedad los casos de personas enterradas vivas no eran extraños; así como los sobresaltos de sepultureros y enterradores en general.


2) El ajo es un repelente contra los vampiros.
Es notable que un remedio tan sencillo haya calado tan hondo en las leyendas de vampiros. Sin embargo, en casi todo el mundo se considera al ajo como un repelente natural contra los vampiros. Las razones son muchas, y todas fueron expuestas aquí (El ajo y los vampiros).


3) Los vampiros aborrecen las cruces.
Este mito es exclusivo del cine. No hay relatos clásicos de vampiros que mencionen que éstos odian las cruces, o que pueden llegar a ahuyentarlos.


4) Para matar a un vampiro hay que clavarle una estaca en el corazón.
Aquí hablamos de un mito con fundamentos folklóricos, aunque con ciertas discrepancias. En la Edad Media, por ejemplo, se utilizaban estacas clavadas en el corazón para inmovilizar al vampiro en su tumba, y con ello impedir que vuelva a molestar el sueño de los aldeanos. En otras palabras, la estaca que perfora el corazón del vampiro es un detalle romántico, lo único que importa es que la estaca atraviese el cuerpo del hematófago, asegurándolo a la tierra.


5) Los vampiros odian la luz del sol.
Siendo criaturas nocturnas, no es ilógico pensar que el sol sea un problema para los vampiros. Sin embargo, no existen cuentos, leyendas o novelas clásicas de vampiros que mencionen al sol como algo letal para estos esperpentos. El detalle de que los vampiros mueren bajo la luz del sol se limita al ámbito cinematográfico.


6) El agua bentida quema a los vampiros.
Otro mito ligado exclusivamente al cine. Las tradiciones antiguas mencionan que los vampiros aborrecen el agua, y la evitan, si pueden hacerlo, pero ésta no tiene un efecto abrasivo o cáustico sobre ellos. Más aún, los vampiros no pueden cruzar ríos, ni siquiera pequeñas corrientes y arroyos, salvo que éstos sean creados artificialmente por el hombre.


7) Los vampiros prefieren a las mujeres.
Extrañamente, existen más casos literarios de vampiros obsesionados con hombres jóvenes que por doncellas virginales. El único vampiro narrativo que ha mostrado una clara predilección por las mujeres ha sido el Drácula de Bram Stoker. El resto, al parecer, no discrimina géneros de ninguna clase, siendo la sangre el único objetivo que los moviliza. Más aún, son las vampiresas, como Carmilla, de Sheridan Le Fanu, las que más se han interesado en las mujeres como víctimas ocasionales.

8) Los vampiros pueden volar.
Otro dato cinematográfico que se ha vuelto una certeza mítica. No existen leyendas de vampiros voladores, aunque si se menciona que su esencia antinatural puede trasgredir el orden establecido, por ejemplo, la gravedad. Hay vampiros míticos que flotan, levitan, pero ninguno de ellos ha demostrado una habilidad particular para volar.


9) Los vampiros pueden transformarse en murciélagos.
Este es uno de los mitos más difundidos, sin embargo, no hay antecedentes míticos o literarios de tal metamorfosis. Ya en el terreno de la leyenda, existen historias sobre vampiros que se transforman en lobos, ratas y distintos mamíferos menores, pero en ninguna parte se menciona a los murciélagos.


10) Los vampiros no se reflejan en los espejos.
Este mito proviene del más estricto cristianismo, el cual postula que ninguna criatura sin alma puede reflejarse en los espejos. Si bien es un mito muy popular, existen pocos casos documentados en leyendas y cuentos que coincidan con su postulado. Algunos de ellos han sido expuestos aquí: (Vampiros y espejos).